El primero está referido al modelo de responsabilidad estirpe hegeliano, conocido comúnmente como imputación objetiva, conforme a una tradición que en particular la escuela alemana ha asumido como propia. Personalmente he preferido denominar imputación no subjetiva, por oposición al modelo de imputación basado en el máximum kantiano. Su principal característica ha sido, a mí juicio, procurar un contexto de imputación epistemológicamente objetivo y, con ello depurado de su negación, esto es, episodios epistemológicamente subjetivos, y de validez relativa, que tanto han cuestionado la entidad científica del derecho penal que hunde sus raíces en la Metafísica de las Costumbres.